Wonder Woman 1984, nostalgia mal entendida
En un momento en que ir a un lugar público conlleva un riesgo real de muerte (o como mínimo de pasar una enfermedad muy chunga e infecciosa) es normal que valores mucho más que películas decides ir a ver a un cine.
Si la película que acabas viendo es un aburrimiento alargado carente de sentido ni intención, es normal acabar enfadado.
Y esto es lo que ocurre con Wonder Woman 1984, que parecía tenerlo todo a mano para triunfar: Un buen elenco, una película anterior exitosa, aprovechar el revival ochentero…
La dirección vuelve a recaer sobre Patty Jenkins y el protagonismo sobre Gal Gadot, lo que podría parecer un dúo infalible. La israelí ha hecho suyo el personaje y resulta complicado imaginar a Wonder Woman representado por ninguna otra actriz.
Debo admitir, sin embargo, que no soy muy fan de la estadounidense, y en la primera película, aunque el resultado final resulta entretenido, hay varias decisiones muy cuestionables (viajes imposibles, cambios de ropa «mágicos», «deux ex machina»).
En esta segunda película dilapida todo el crédito de la primera y da la impresión de no haber nadie que haga de contrapunto a la hora de tomar según que decisiones: montajes sin sentido, escenas de acción ridículas, planteamientos de guión infantiles.
La película es más cercana a la serie de televisión de los 70 de Wonder Woman que a una película de superhéroes actual (Incluso hay un guiño con la actriz de la serie original). Algo similar a lo que hizo Schumacher con Batman y la serie de los setenta.
La primera mitad de la película es más o menos salvable, quitando toda la ridícula escena en el centro comercial. Pero a partir del «momento Superman» la película cae en caída libre y sin frenos. Una caída agónica, alargada, insufrible.
Si hablamos de los actores, Gal Gadot y Chris Pine llevan buena parte de la película a sus espaldas, y las partes de la película que se centran en ellos resultan entretenidas.
Pascal, por otro lado, esta histriónico y excesivo. Francamente, poco más podía hacer con el guión que tenía que defender. En realidad el ya estaba avisando…
Kristen Wiig, por último, hace lo que puede, pone el piloto automático y lleva adelante una villana que no tiene ningún sentido de ser pero que tiene el don de la oportunidad para estar siempre donde tiene que estar.
Lo peor de la película son dos cosas: el guion y los efectos especiales. Y los segundos no importarían tanto si lo primero fuese bueno.
Hay un momento vuelo de Supergi… digo, de Wonder Woman, que realmente tiene peores efectos que los del superman de Donner. Algo inconcebible en una película actual, que no cuela ni como homenaje.
Pero como digo todo esto sería pasable si el guión fuese medianamente bueno, que no lo es. Ya no lo solo porque no tenga ni el menor interés en mantener la coherencia con el resto de películas del Warnerverso sino porque parece escrito por un niño de cinco años. Soliloquios alargados y pueriles para el villano y la protagonista, apocalipsis de todo a cien con personajes ridículos (ese policía diciendo «no se que hacer»), y deus ex machina por doquier (¿por qué esta Cheetah en la casa blanca?.
¿Mi consejo? No vayáis al cine a verla. Si tropezáis con ella en algún servicio de streaming y sois muy fans de Gal Gadot a lo mejor podéis desconectar el cerebro durante el par de horas largas que dura. Pero cuidado, os puede dejar secuelas.